Lewis Street Overpass / Photo by Bob Brawdy, Tri-City Herald
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PASCO, WASHINGTON
La promesa del puente de Lewis Street, que en teoría se planteaba como una solución moderna para aliviar el tráfico en la zona, parece estar resultando en una serie de obstáculos financieros y operacionales que la ciudad de Pasco jamás anticipó. Inicialmente propuesto como un proyecto de 400 días de trabajo y con un presupuesto de aproximadamente $22.3 millones, el puente ha evolucionado — o más bien, involucionado — en un proyecto de casi 800 días y con costos que ya superan los $29 millones.
Otros líderes de la localidad han tenido que dar la cara ante la comunidad repetidas veces para explicar el caos logístico que se ha apoderado de esta obra. “La mayoría de los problemas han surgido por los plazos y las exigencias de la BNSF (ferrocarril), quienes, para ser sinceros, no se han movido ni un milímetro de sus demandas”, mencionó Michael, el ingeniero encargado de la ciudad. Y aquí es donde el ciudadano, el contribuyente, se pregunta: ¿por qué la ciudad debe someterse a los caprichos de una compañía ferroviaria?
¿Acaso las demandas de BNSF son demasiado estrictas o no están completamente de acuerdo con este proyecto? ¿Será que BNSF carece de transparencia, o es que la gestión de Maria Serra y sus contratistas, Cascade LLC, Harris Rebar Columbia Basin, o sus subcontratistas, están haciendo las cosas mal?
El más reciente cambio en el contrato, uno de los muchos entre las órdenes 53 y 56 emitidas hasta la fecha, ilustra bien el tipo de sorpresas que esta obra ha tenido, con un aumento de aproximadamente $334,000. La BNSF exigió pruebas de hidrocarburos y otras sustancias en los materiales importados para la construcción, pruebas que, según el equipo de la ciudad, nunca se mencionaron en los acuerdos iniciales. “Cada vez que creemos que estamos avanzando, aparece una nueva ‘norma’ o requisito de la BNSF que nos atrasa”, se lamentó el ingeniero de la ciudad, explicando que cada prueba tarda varias semanas en completarse.
No solo los retrasos; los costos también se han incrementado debido a los requerimientos de esta organización ferroviaria. Los ciudadanos están exasperados. Durante una reunión del consejo, se escucharon comentarios de residentes como Rod Webring, quien expresó que “esto ya no es solo una obra; es un enorme agujero financiero que sigue drenando dinero de nuestros bolsillos”. Webring también mencionó el aumento de tráfico en la zona residencial debido a la construcción y opinó que el consejo ha invertido de más, pudiendo haber usado esos fondos para otros problemas, como el malestar creciente por los excesos de velocidad y la falta de proyectos para contrarrestar este problema.
Entre el vaivén de aprobaciones de fondos adicionales y la inminente reducción de recursos, el equipo de construcción ha tenido que lidiar con demoliciones, pruebas de material, reubicaciones de tuberías y rediseños estructurales, como en la línea de agua de First Avenue, donde se descubrieron juntas de plomo que podrían haber fallado bajo la vibración del asfalto. Cada uno de estos ajustes y cambios representa decenas de miles de dólares que inevitablemente se trasladan al ciudadano común, mientras la fecha de finalización sigue extendiéndose y la paciencia se agota.
Pero el impacto va mucho más allá de los números. Al igual que otros miembros de la comunidad, muchos se sienten confundidos y necesitan respuestas. Leo Peralez, miembro del city council, sugirió incluso tomar una ruta política y contactar con instancias superiores para que la ciudad no siga enfrentando percances o retrasos por parte de BNSF. Sin embargo, el ingeniero encargado de la ciudad respondió que la única respuesta recibida para construir en la propiedad de BNSF fue “estas son las condiciones y términos” y que no ha podido contactar a alguien superior en BNSF, explicando que no hay muchas opciones, especialmente cuando ya están por encima del presupuesto propuesto.
Desafortunadamente, este proyecto, que alguna vez prometió ser una joya de infraestructura local, se ha convertido en un recordatorio doloroso de lo que sucede cuando la planificación y las demandas externas no se alinean correctamente. Quizás la verdadera lección aquí, para Pasco, otros municipios y los ciudadanos, es la importancia de tener acuerdos claros y detallados con entidades privadas, y sobre todo, de no perder de vista que las obras de la ciudad deben beneficiar, primero y ante todo, a los ciudadanos que las financian.
English translation:
PASCO, WASHINGTON
The promise of the Lewis Street Overpass, initially proposed as a modern solution to ease traffic in the area, seems to be resulting in a series of financial and operational obstacles that the city of Pasco never anticipated. Originally planned as a 400-day project with a budget of approximately $22.3 million, the bridge has evolved — or rather, devolved — into a project nearing 800 days and with costs now exceeding $29 million.
Local leaders have had to repeatedly face the community to explain the logistical chaos that has overtaken the project. “Most of the problems have arisen from the deadlines and demands of BNSF [railway], who, to be honest, have not budged an inch on their requirements,” said the city engineer. This raises the question among taxpayers: Why must the city bow to the whims of a railway company?
Are BNSF’s demands too strict or out of alignment with this project? Could BNSF lack transparency, or are Maria Serra’s management and her contractors, Cascade LLC and Harris Rebar Columbia Basin, or their subcontractors, failing to execute effectively?
The latest contract change (one of many — between 53 and 56 issued to date) exemplifies the surprises the project has faced, with an increase of approximately $334,000. BNSF required testing for hydrocarbons and other substances in imported construction materials — tests that, according to the city team, were never mentioned in the initial agreements. “Every time we think we’re making progress, a new ‘standard’ or requirement from BNSF sets us back,” lamented the city engineer, explaining that each test takes several weeks to complete.
It’s not just delays; costs have also risen due to BNSF’s requirements. Residents are exasperated. During a council meeting, comments from residents like Rod Webring could be heard: “This is no longer just a project,” said Webring. “It’s a massive financial hole draining money from our pockets.” Webring also mentioned increased residential traffic due to the construction, and argued that the council has overspent, noting that those funds could have addressed other issues, such as the growing frustration over speeding and the lack of projects to counteract it.
Amid the back-and-forth approvals for additional funds and imminent resource cuts, the construction team has had to deal with demolitions, material testing, pipe relocations, and structural redesigns, like the water line on First Avenue, where lead joints were found that could have failed under asphalt vibration. Each adjustment and change represents tens of thousands of dollars that inevitably impact ordinary citizens, while the completion date keeps being extended, and patience wears thin.
But the impact goes far beyond numbers. Like other members of the community, many feel confused and need answers. Leo Peralez, a city council member, even suggested taking a political route and contacting higher authorities to prevent further setbacks or delays from BNSF. However, the city engineer responded that the only response received by BNSF about building on their property has been: ‘These are the conditions and terms’ — and he hasn’t been able to contact anyone higher up at BNSF, explaining to us that they are left with few options, especially with the project already over budget.
Unfortunately, this project, once promised as a local infrastructure gem, has become a painful reminder of what happens when planning and external demands don’t align properly. Perhaps the real lesson here — for Pasco, other municipalities, and citizens — is the importance of having clear and detailed agreements with private entities; and above all, remembering that city projects should first and foremost benefit the citizens who fund them.
Sergio Acuña es un activista y estudiante latino, y el Director de Noticias de El Vuelo Informativo en Alcon Media LLC.
Sergio Acuña is a Latino activist and student, and the News Director of El Vuelo Informativo at Alcon Media LLC.
Este artículo es presentado por El Vuelo Informativo, una asociación entre Alcon Media, LLC y Tumbleweird, SPC.
This article is brought to you by El Vuelo Informativo, a partnership between Alcon Media, LLC and Tumbleweird, SPC.