Pedro Infante. (Cortesía)

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V10i5 May Pedro Infante Died
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Narrated by Barbara Henslee

En 2023, quise producir un documental donde analizaría guiones del cine de oro mexicano desde un enfoque comparativo con la idiosincrasia actual. Es decir, conductas que antes eran normales pero que hoy son fuertemente censuradas o incluso consideradas delitos.

Comenzaría con ¡A toda máquina! (1951), donde el personaje de Pedro Infante —un hombre cercano a los cuarenta— corteja a Anita, una muchacha de 15 años. Sí, leyó bien: un cuarentón seduciendo a una adolescente. Luego, Los Tres García (1947), donde tres primos compiten violentamente por casarse con su propia prima (sí, con su prima), quien en la escena final es literalmente acorralada por los tres machos con la complicidad de la abuelita de México, Sara García.

Era obligatorio dedicarle un segmento a Pedro Infante. Te gusten o no sus películas o canciones, es el ícono cultural más grande del cine mexicano: fama irrefutable, carisma inigualable y un poder de arrastre como ningún otro. Criticarlo en este país es un sacrilegio. A su público femenino nunca le importaron sus múltiples amoríos e infidelidades —eran otros tiempos—. Bajo esa lógica de cambios generacionales, no pude evitar pensar que el pobre Piqué nació en la época equivocada. En los 50, habría sido un macho venerado; hoy, si se para en un concierto de Shakira, las mujeres lo linchan. Pero a Pedrito… a él, las fans le perdonan todo.

Al investigar, inevitablemente caí en una espiral de teorías conspirativas. La más famosa: Pedro Infante no murió en el accidente aéreo del 15 de abril de 1957. Según esta versión, alguien más abordó ese avión en su lugar.

¿Cuántas veces hemos escuchado historias similares? Elvis Presley, Michael Jackson, incluso Jim Morrison recientemente… todos, según los rumores, fingieron sus muertes. Cuando un ícono muere, los fans prefieren creer que sigue vivo antes que aceptar la realidad. No los juzgo; es un mecanismo de defensa. Todos lo hemos hecho con seres queridos.

Al principio, descarté estos rumores como chismes baratos. Pero a medida que profundicé, surgieron datos que, confieso, desconocía:

  • - Que, según algunos, Pedro Infante fue encerrado y torturado en Lecumberri durante décadas, desde su “muerte” hasta su liberación en 1983.
  • - Que en realidad murió en 2013, y que en ese intermedio se ganaba la vida cantando en bares con otra identidad.
  • - Que, desde 1957, han ocurrido muertes sospechosas en su círculo.

Esto me desbloqueó recuerdos:

Navidad de 1985. Mi padre y su tío Eduardo Peralta hablaban de un viaje reciente. De pronto, mi tío dijo en serio: “Te juro que acabo de ver a Pedro Infante cantando en un bar”. Todos callaron, luego debatieron. Y don Eduardo no era ningún fantasioso: era un hombre escéptico, de ciencia.

También recordé que mi madre nos llevaba de niños al Panteón Jardín a visitar la tumba de su ídolo, pero siempre nos decía lo mismo: “Él no está aquí. Sigue vivo”.

Y luego estaba mi tía Josefina, quien en los 50 trabajó en el aeropuerto, cosiendo las mantas de las alas de las avionetas. Nos contó que Pedro Infante solía coquetear con las empleadas y las invitaba a “dar una vuelta en su avioneta”, despegando y aterrizando a voluntad. Ella nunca aceptó por miedo a volar.

De niño, esas historias me parecieron irrelevantes. ¿A un niño de 8 años le importa si un tipo en blanco y negro seguía vivo? Pero al investigar para el documental, todo cobró sentido.

Leí que sus romances clandestinos lo metieron en problemas y que usaban sus aviones para tráfico. Inmediatamente pensé en esos “paseos” que les daba a las chicas del aeropuerto. Hoy, eso sería imposible sin protocolos, bitácoras o autorizaciones.

Para profundizar, contacté a dos investigadores de estas teorías. En entrevistas por Zoom, una de ellas me mostró —fuera de cámara— un supuesto dictamen pericial, audios inéditos y testimonios, pidiéndome que no los compartiera. Cumplí: subí solo la entrevista, sin el material extra.

Una semana después de publicar la primera entrevista, recibí llamadas de números desconocidos preguntándome si tenía “algún interés en el caso Infante”. Les dije que no. Ahí entendí que, sin querer, le estaba rascando los huevos al tigre.

Continuará…


English translation:

In 2023, I planned to produce a documentary analyzing scripts from Mexico’s Golden Age cinema through the lens of modern societal norms — behaviors once acceptable but now censored or even criminalized.

I’d start with ¡A toda máquina! (1951), where Pedro Infante’s character — a man nearing 40 — romances Anita, a 15-year-old girl. Yes, you read that right: a middle-aged man seducing a teenager. Then, Los Tres García (1947), where three cousins violently compete to marry their own cousin (yes, their cousin), who in the final scene is cornered by the trio with the blessing of Mexico’s beloved granny, Sara García.

Pedro Infante deserved a dedicated segment. Love him or hate him, he’s Mexican cinema’s ultimate icon: unmatched fame, charisma, and influence. Criticizing him here is sacrilege. His female fans never cared about his countless affairs. Under that generational lens, I couldn’t help but think Piqué was born in the wrong era. In the ’50s, he’d have been a revered macho; today, if he steps onstage at a Shakira concert, women would tear him apart. But Pedrito? Fans forgive him everything.

Research led me down a rabbit hole of conspiracy theories. The most famous? Pedro Infante didn’t die in the 1957 plane crash. Supposedly, someone else boarded that flight in his stead.

How often do we hear these tales? Elvis, MJ, even Jim Morrison, lately — all allegedly faked their deaths. When legends die, fans cling to denial. I get it; we’ve all done it with loved ones.

At first, I dismissed the rumors as trashy gossip. But then came claims I’d never heard:

  • - That Infante was imprisoned and tortured in Lecumberri for decades, from his ‘death’ until his 1983 release
  • - That he died in 2013, living undercover as a bar singer in between
  • - That suspicious deaths plagued his inner circle post-1957

This unlocked memories:

Christmas 1985. My dad and his uncle Eduardo Peralta discussed a recent trip. Out of nowhere, my uncle — a skeptical, science-minded man — said, “I swear I just saw Pedro Infante singing in a bar.” Silence followed, then debate.

My mom used to take us to Panteón Jardín as kids to visit Infante’s grave, but she’d always whisper: “He’s not here. He’s alive.”

Then there was my aunt Josefina, who worked at the airport in the ’50s, sewing plane wing covers. She said Infante would flirt with the staff, offering ‘joyrides’ in his plane — taking off and landing on a whim. She always refused, terrified of flying.

As a kid, these stories meant nothing. What does an 8-year-old care about some old-timey actor? But researching this documentary, the dots connected.

Rumors suggested his clandestine affairs got him in trouble and that his planes were used for smuggling. Those ‘joyrides’ with airport girls? Today, that’d be impossible without flight logs or clearance.

I interviewed two researchers of these theories. Off-camera, one showed me alleged forensic reports, unreleased audio, and testimonies, insisting I never share them. I complied, uploading only the interview.

A week later, blocked numbers called, asking if I had “a stake in the Infante case.” I said no. That’s when I realized: unintentionally, I’d been poking the bear.

To be continued…


Originario de la Ciudad de México, Oscar Taylor cuenta con estudios superiores en Derecho y Administración Pública. Ha sido catedrático en diversas instituciones educativas de México y se desempeña como Disc Jockey profesional desde 1988 y servidor público desde 1996. Oscar fue locutor de Grupo Radio Fórmula Monterrey de 2012 a 2015, y en 2018 fue galardonado con la Palma de Oro por el Círculo Nacional de Periodistas de México. Ha ganado diversos Concursos de Calaveras literarias. Oscar es autor de la obra literaria postapocalíptica ÁNIMA, y es el creador del podcast “El Búnker de Oscar Taylor”.

Originally from Mexico City, Oscar Taylor has advanced degrees in Law and Public Administration. He has been a professor at various educational institutions in Mexico and has worked as a professional Disc Jockey since 1988 and a public servant since 1996. Oscar was a speaker for Grupo Radio Fórmula Monterrey from 2012 to 2015, and in 2018 he was awarded the “Palma de Oro” by the National Circle of Journalists of Mexico. He has won various literary 'Concursos de Calaveras' (contests of traditional satirical writing in verse). Oscar is the author of the post-apocalyptic literary work ÁNIMA, and is the creator of the podcast El Búnker de Oscar Taylor.


Este artículo es presentado por El Vuelo Informativo, una asociación entre Alcon Media, LLC y Tumbleweird, SPC.

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