Photo by Joel & Jasmin Førestbird on Unsplash
Narrated by Chad Fox
This article is bilingual! Scroll down for the English translation.
Hace algunos días, una persona joven me preguntó cómo se siente ser viejo. La pregunta me sorprendió, y comencé a pensar e inevitablemente a compararme con personas más jóvenes, digamos, de veintitantos años. Mi primer pensamiento fue que no me consideraba viejo. Cuando esa persona joven notó la sorpresa en mi rostro y se disculpó de inmediato por su pregunta, respondí de inmediato
que la pregunta me parecía interesante. Después de reflexionar durante algún tiempo, llegué a la conclusión de que envejecer es un regalo. A veces me sorprendo con la persona que vive en mi espejo, pero no me preocupo demasiado por esas cosas. No cambiaría todo lo que tengo por unos cuantos pelos menos blancos y un vientre plano; no me reprendo por no cumplir ciertas obligaciones o por comer algunas “cositas” adicionales. Tengo derecho a ser un poco desorganizado, a ser extravagante y a veces pasar tiempo mirando la luna y las estrellas.
He visto a queridos amigos dejar este mundo mucho antes de haber disfrutado de la libertad que viene con el envejecimiento.
¿A quién le importa si leo un libro o escucho música hasta las cuatro de la mañana y duermo un poco más? Bailaré solo al ritmo de los sesenta o setenta, y si después de eso quiero llorar por un amor perdido... lo haré. Caminaré por la playa con el traje de baño que me gusta, incluso si mi barriga sobresale del mismo traje de baño; nadaré entre las olas dejándome ir libre a pesar de las miradas de personas con cuerpos casi perfectos, y ellos también serán viejos si tienen suerte. Es cierto que a lo largo de los años, mi corazón ha sufrido por la pérdida de un familiar, por el bien de un hijo o por ver morir a una mascota, pero es el sufrimiento lo que nos da fuerza y nos hace crecer. Un corazón que nunca se ha roto es estéril y nunca conocerá la felicidad de ser imperfecto. Estoy orgulloso de haber vivido lo suficiente como para tener el cabello gris o casi blanco mientras mantengo la sonrisa de mi juventud antes de que aparezcan surcos profundos en mi rostro.
Ahora, para responder honestamente a tu pregunta, puedo decir que me gusta ser viejo porque la vejez me hace más sabio, ¡más libre! Sé que no voy a vivir para siempre, pero mientras esté aquí, viviré de acuerdo con mis reglas, las reglas de mi corazón. No me afligiré por lo que no fue ni me preocuparé por lo que será. El tiempo que me queda, simplemente, amaré mi vida como siempre debí haberlo hecho; el resto depende de... quién sabe.
Cedar, vale la pena mirar hacia atrás, pero por ahora, esfuérzate por mirar hacia adelante. Me siento afortunado. A veces nos olvidamos de mirar dentro de nosotros mismos para encontrar la respuesta. Buena suerte, amigo mío.
English translation:
Days ago, a young person asked me what it feels like to be old. The question surprised me, and I began to think and inevitably compare myself with younger people — let’s say, in their mid-twenties. My first thought was that I did not consider myself old. When that young adult noticed the surprise on my face and immediately felt sorry for their question, I replied right away that the question seemed interesting. After reflecting for some time, I concluded that getting old is a gift. Sometimes I surprise myself with the person who lives in my mirror, but I do not worry about those things too much. I would not trade everything I have for a few less white hairs and a flat stomach; I do not scold myself for not meeting certain obligations or for eating a few extra ‘little things’. I have the right to be a bit disorganized, to be extravagant, and sometimes to spend time staring at the moon and the stars.
I have seen dear friends leave this world long before they could enjoy the freedom that comes with aging.
Who cares if I read a book or listen to music until four o’clock in the morning and sleep a little longer? I will dance by myself to the rhythm of the sixties or seventies, and if after that I want to cry for a lost love… I will. I will walk on the beach wearing the swimsuit I like, even if my belly hangs over that swimsuit; I will swim through the waves letting myself go free despite the looks of people with almost perfect bodies, and they too will be old one day if they are lucky. It is true that over the years, my heart has suffered from the loss of a family member, for the sake of a child, or from seeing a pet die, but it is the suffering that gives us strength and makes us grow. A heart that has never been broken is sterile and will never know the happiness of being imperfect. I am proud to have lived long enough to have my hair gray or almost white while maintaining the smile of my youth before deep furrows appeared on my face.
Now, to answer your question honestly, I can say I like being old because old age makes me wiser, and freer! I know I am not going to live forever, but while I am here, I will live according to my rules, the rules of my heart. I will not grieve about what was not or worry about what will be. With the time I have left, simply put, I will live my life as I should have always done; the rest is up to… who knows.
Yield; it’s worth looking back, but for now, strive to look forward. I feel lucky. Sometimes we forget to look inside ourselves to find the answer. Good luck, my friend.
Alex es un Chileno lleno de historias nostálgicas, Brasileiro de coração, Français avant le bateau, americano con amor por toda la América. Pueden encontrar su libro biográfico en Amazon: Desafiando Mis Fantasmas
Alex is a Chilean full of nostalgic stories, a Brazilian de coração, a French avant le bateau, and an American with love for all of America. You can find his biographical book on Amazon: Desafiando Mis Fantasmas
Este artículo es presentado por El Vuelo Informativo, una asociación entre Alcon Media, LLC y Tumbleweird, SPC.
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