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No sabía tocar ningún instrumento musical. No conocía el significado de la palabra “tonalidad”. Y, sin embargo, llegó a ser el compositor más importante de música ranchera de México.
José Alfredo Jiménez nació en el pueblo de Dolores Hidalgo, Guanajuato, el 19 de enero de 1926. Hijo de Agustín Jiménez Tristán y Carmen Sandoval Rocha, tuvo tres hermanos: Concepción, Víctor e Ignacio. Su padre era dueño de la farmacia San Vicente. Al morir éste, la familia se trasladó a la Ciudad de México. José Alfredo tenía entonces once años.
Como la tienda que abrió su madre no tuvo éxito, para contribuir al sustento de la familia se vio obligada a desempeñar múltiples oficios. Fue camarero y también futbolista. Como portero, participó en los equipos Oviedo y Marte de primera división, siendo compañero de Antonio “La Tota” Carbajal.
Fue miembro del grupo Los Rebeldes. Participaban en reuniones, daban serenatas y llevaban las tradicionales mañanitas. José Alfredo trabajaba en el restaurante La Sirena, frecuentado por Andrés Huesca. Este escuchó las canciones del joven compositor “Cuando el destino” y “Yo”, y decidió grabar esta última. En 1948, José Alfredo canta en la emisora de radio XEX, y meses después debuta en la XEW, que lo llevó rápidamente a la fama.
A su novia Paloma le regaló la canción “Paloma querida”, interpretada por Jorge Negrete. El Charro Cantor quedó tan impresionado que decidió grabar un disco con canciones del guanajuatense. A lo largo de los años, las canciones de José Alfredo han sido interpretadas por cantantes tan célebres como Pedro Infante, Javier Solís, Lola Beltrán, Antonio Aguilar, Lucha Villa, Vicente Fernández, Chavela Vargas, Miguel Aceves Mejía y, más allá de nuestras fronteras, por artistas de la talla de Rocío Dúrcal, Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina.
Con Paloma Gálvez, el compositor tuvo dos hijos: José Alfredo y Paloma. Estuvieron casados 21 años. Luego, José Alfredo se casó con Mary Medel, y la pareja tuvo cuatro hijos: José Alfredo, Martha del Carmen, José Antonio y Lupita. Su última esposa fue la joven cantante Alicia Juárez. La conoció cuando ella tenía 17 años y llegaron a grabar juntos un disco. Alicia Juárez interpretaría años después la canción “La araña”, que José Alfredo nunca llegó a grabar.
En su larga y fructífera trayectoria, José Alfredo compuso alrededor de 300 canciones. Algunas de las más conocidas son “El corrido del caballo blanco”, “Ella”, “Vámonos”, “Te solté la rienda”, “La mano de Dios”, “Camino de Guanajuato”, “Si nos dejan”, “El jinete”, “En el último trago”, “De un mundo raro”, “Las ciudades”, “Llegó borracho el borracho”, “El hijo del pueblo” y “El rey”, entre otras. También compuso huapangos, como “Serenata huasteca”, y corridos como “El perro negro”, “El corrido de Mazatlán”, “Sonaron cuatro balazos” y “El coyote”. Tal vez su canción más emblemática y recordada sea “El rey”, donde dice:
Con dinero y sin dinero
yo hago siempre lo que quiero
y mi palabra es la ley.
No tengo trono ni reina,
ni nadie que me comprenda,
pero sigo siendo el rey.
Aunque no era un gran actor, su fama como cantante y compositor lo hizo aparecer en muchas películas, entre las que podemos citar: La loca de los milagros, Me cansé de rogarle, Juana Gallo, Guitarras de medianoche, Camino de Guanajuato y Ahí viene Martín Corona. En la película biográfica sobre su vida, Pero sigo siendo el rey, José Alfredo fue interpretado por el actor Leonardo Daniel.
José Alfredo tenía una voz varonil y muy emotiva, ideal para interpretar sus propias canciones y transmitir sentimientos profundos al público. Entre las diversas anécdotas del compositor, citaremos dos. Cuando era muy joven, despechado por una mujer que no le hacía caso, compuso la que sería una de sus más celebradas canciones: “Ella”:
Quise hallar el olvido
al estilo Jalisco,
pero aquellos mariachis y aquel tequila
me hicieron llorar.
El caballo blanco del corrido era en realidad una camioneta Chrysler en la que realizó giras por todo el país:
A paso más lento, llegó hasta Escuinapa,
y por Culiacán ya se andaba quedando;
cuentan que en Los Mochis ya se iba cayendo,
que llevaba todo el hocico sangrando.
Muchos libros se han escrito sobre la vida y obra de José Alfredo. En 2023, su hija Paloma Jiménez Gálvez publicó Es inútil dejar de quererte. En una entrevista, declaró: “Mi padre era una persona muy sencilla, amorosa, que nos inculcó ser generosos y agradecidos. Nunca tuvo propiedades a su nombre y siempre amó a su público. Creo que nunca se imaginó que su obra fuera objeto de estudio”. Cabe destacar que tanto la vida como las canciones de José Alfredo han sido tema de tesis universitarias tanto en México como en España.
Los arreglos musicales de estas canciones de ayer y de siempre fueron hechos, en su mayoría, por el maestro Rubén Fuentes. José Alfredo silbaba las canciones y Fuentes las convertía en música para mariachi. Otro famoso compositor que hizo arreglos de algunas canciones de José Alfredo fue el yucateco Armando Manzanero.
José Alfredo murió a los 47 años, de cirrosis hepática, en la Ciudad de México. Pero sus canciones son inmortales y siguen siendo interpretadas tanto por cantantes famosos como por cualquier improvisado cantante en una cantina, en una reunión o en una fiesta.
English translation:
He didn’t know how to play any musical instrument. He didn’t know the meaning of the word tonality. And yet, he became the most important composer of ranchera music in Mexico.
José Alfredo Jiménez was born in the town of Dolores Hidalgo, Guanajuato, on January 19, 1926. The son of Agustín Jiménez Tristán and Carmen Sandoval Rocha, he had three siblings: Concepción, Víctor, and Ignacio. His father owned the San Vicente pharmacy. After his father’s death, the family moved to Mexico City. José Alfredo was eleven years old at the time.
Since the store his mother opened was not successful, he had to take on multiple jobs to help support the family. He worked as a waiter and also as a soccer player. As a goalkeeper, he played for the first-division teams Oviedo and Marte, where he was a teammate of Antonio ‘La Tota’ Carbajal.
He was a member of the group Los Rebeldes. They performed at gatherings, gave serenades, and sang the traditional mañanitas. José Alfredo worked at the restaurant La Sirena, which was frequented by Andrés Huesca. Huesca heard the young composer’s songs “Cuando el destino” and “Yo” and decided to record the latter. In 1948, José Alfredo sang on the radio station XEX, and months later, he made his debut on XEW, which quickly made him famous.
He gifted his girlfriend Paloma the song “Paloma querida,” which was performed by Jorge Negrete. The ‘Charro Cantor’ was so impressed that he decided to record an album with songs by the Guanajuato native. Over the years, José Alfredo’s songs have been performed by renowned singers such as Pedro Infante, Javier Solís, Lola Beltrán, Antonio Aguilar, Lucha Villa, Vicente Fernández, Chavela Vargas, Miguel Aceves Mejía, and beyond Mexico’s borders, by artists like Rocío Dúrcal, Joan Manuel Serrat, and Joaquín Sabina.
With Paloma Gálvez, the composer had two children: José Alfredo and Paloma. They were married for 21 years. Later, José Alfredo married Mary Medel, and the couple had four children: José Alfredo, Martha del Carmen, José Antonio, and Lupita. His last wife was the young singer Alicia Juárez. He met her when she was 17, and they even recorded an album together. Years later, Alicia Juárez would perform the song “La araña,” which José Alfredo never recorded.
In his long and fruitful career, José Alfredo composed around 300 songs. Some of the most well-known include “El corrido del caballo blanco,” “Ella,” “Vámonos,” “Te solté la rienda,” “La mano de Dios,” “Camino de Guanajuato,” “Si nos dejan,” “El jinete,” “En el último trago,” “De un mundo raro,” “Las ciudades,” “Llegó borracho el borracho,” “El hijo del pueblo,” and “El rey,” among others. He also composed huapangos, such as “Serenata huasteca,” and corridos like “El perro negro,” “El corrido de Mazatlán,” “Sonaron cuatro balazos,” and “El coyote.” Perhaps his most emblematic and remembered song is “El rey,” which says:
With money or without money,
I always do what I want,
and my word is the law.
I have no throne or queen,
nor anyone who understands me,
but I am still the king.
Although he was not a great actor, his fame as a singer and composer led him to appear in many films, including La loca de los milagros, Me cansé de rogarle, Juana Gallo, Guitarras de medianoche, Camino de Guanajuato, and Ahí viene Martín Corona. In the biographical film about his life, Pero sigo siendo el rey, José Alfredo was portrayed by actor Leonardo Daniel.
José Alfredo had a masculine, deeply emotional voice, ideal for performing his own songs and conveying profound feelings to the audience. Among the many anecdotes about the composer, here are two: When he was very young, heartbroken by a woman who ignored him, he composed what would become one of his most celebrated songs, “Ella”:
I tried to find forgetfulness
in the style of Jalisco,
but those mariachis and that tequila
made me cry.
The white horse in the corrido was actually a Chrysler truck he used to tour the country:
At a slower pace, it reached Escuinapa,
and by Culiacán it was already struggling;
they say that in Los Mochis it was about to break down,
with its entire front end bleeding.
Many books have been written about José Alfredo’s life and work. In 2023, his daughter Paloma Jiménez Gálvez published Es inútil dejar de quererte (It’s Useless to Stop Loving You). In an interview, she stated: “My father was a very simple, loving person who taught us to be generous and grateful. He never owned property in his name and always loved his audience. I don’t think he ever imagined his work would be the subject of study.” It is worth noting that both José Alfredo’s life and songs have been the topic of university theses in Mexico and Spain.
The musical arrangements for these timeless songs were mostly done by maestro Rubén Fuentes. José Alfredo would whistle the melodies, and Fuentes would turn them into mariachi music. Another famous composer who arranged some of José Alfredo’s songs was the Yucatecan Armando Manzanero.
José Alfredo died at the age of 47 from cirrhosis of the liver in Mexico City. But his songs are immortal and continue to be performed by famous singers, as well as by any impromptu singer in a bar, at a gathering, or at a party.
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