Rompiendo el silencio: el estigma social que enfrentan los sobrevivientes de violencia doméstica / Breaking the silence: Social stigma faced by domestic violence survivors

Photo by Rodolfo Clix

This article is bilingual! Scroll down for the English translation.

La violencia doméstica es un problema generalizado, pero para muchos sobrevivientes, escapar del abuso es solo el comienzo de un viaje aún más difícil. En mi libro, Silent Strength: Shadows of Domestic Violence and Workplace Bias, relato el dolor no solo de sobrevivir al abuso, sino también de enfrentar el estigma cultural, religioso y social que siguió. Estos estigmas pueden silenciar a las víctimas, aislarlas y dificultar su sanación. Para los sobrevivientes de las comunidades hispanas, los desafíos a menudo se ven agravados por valores culturales y expectativas religiosas profundamente arraigados.

El peso del estigma

Cuando escapé de mi abusador, pensé que la parte más difícil había quedado atrás. Pero rápidamente aprendí que irme era solo el comienzo. Preguntas como: “¿Por qué no te fuiste antes?” y los comentarios que sugerían que de alguna manera yo tenía la culpa de mi situación fueron profundamente hirientes. Estas actitudes no solo invalidaron mi dolor, sino que también reflejaron un malentendido social más amplio que la violencia doméstica.

Al escribir mi libro, quería dar luz sobre estos desafíos y mostrar el costo emocional de navegar en un mundo donde a menudo se culpa a los sobrevivientes por su abuso. Para muchos, este estigma se ve agravado por las expectativas culturales o el miedo a exponer “asuntos privados”, lo que dificulta aún más la búsqueda de ayuda.

Barreras culturales en las comunidades hispanas

En la cultura hispana, la familia a menudo se considera sagrada, y la idea de preservar la unidad familiar puede hacer que los sobrevivientes se sientan atrapados. Frases como “La ropa sucia se lava en casa” perpetúan la noción de que el abuso es un asunto privado que no debe discutirse públicamente. Los sobrevivientes que rompen esta regla a menudo enfrentan vergüenza y rechazo, acusados de deshonrar a su familia o comunidad.

Esta presión es especialmente intensa para las mujeres, de las que a menudo se espera que soporten dificultades por el bien de sus hijos o para mantener la imagen de una familia perfecta. Cuando decidí irme, luché con la expectativa cultural de quedarme y “hacer que funcionara”, incluso cuando sabía que quedarme me perjudicaría a mí y a mis hijos.

Estigma religioso e interpretaciones erróneas

La religión, si bien es una fuente de consuelo para muchos, también puede ser una barrera para los sobrevivientes cuando se malinterpretan las enseñanzas. En algunas comunidades hispanas, a los sobrevivientes se les dice que perdonen a su abusador o se sometan a él, a menudo con el pretexto de preservar su matrimonio como una unión sagrada.

Recuerdo que personas bien intencionadas me dijeron que soportar el abuso era mi deber como esposa y madre. Esta interpretación distorsionada de la fe profundizó mi sensación de aislamiento y culpa. Sin embargo, con el tiempo, encontré empoderamiento al replantear mi fe para alinearla con los valores de amor propio y dignidad.

Amplificar las voces de los supervivientes

Escribir Silent Strength fue mi forma de romper el silencio, no solo para mí, sino para otros que se sienten atrapados por estigmas culturales, religiosos o sociales. Quería mostrar que los sobrevivientes no tienen la culpa de su abuso y que elegir la seguridad sobre el silencio es un acto de valentía.

Liberarse del estigma

Para desmantelar estas barreras, la sociedad debe hacer frente a los estigmas que rodean a la violencia doméstica en todas sus formas:

  1. Educar a las comunidades.

Las campañas de concientización diseñadas para las comunidades hispanas pueden ayudar a cambiar las narrativas culturales dañinas. Al involucrar a los líderes de la comunidad y las figuras religiosas, podemos desafiar las creencias obsoletas y promover la comprensión.

  1. Promueva la empatía por encima del juicio.

Los sobrevivientes necesitan apoyo, no críticas. Cambiar las conversaciones de “¿Por qué no te fuiste?” a “¿Cómo puedo ayudar?” crea un ambiente más compasivo.

  1. Involucrar a la familia.

La familia es fundamental para la cultura hispana, y la participación de las familias en iniciativas de educación y apoyo puede ser una forma poderosa de romper los ciclos generacionales de abuso.

  1. Crear espacios seguros.

Los sobrevivientes necesitan entornos en los que puedan compartir sus historias sin temor a ser juzgados. Ya sea a través de grupos de apoyo, asesoramiento o foros públicos, los espacios seguros pueden ayudar a los sobrevivientes a reclamar sus voces.

Recuperando la fuerza

Cuando decidí dejar mi relación abusiva, elegí no solo la seguridad, sino la oportunidad de reconstruir mi vida. El camino no fue fácil, sobre todo frente a los estigmas culturales y religiosos. Pero a través de la resiliencia, el apoyo y la fe reformulada como una fuente de empoderamiento, he podido sanar y ayudar a otros a través de la defensa.

Los sobrevivientes de violencia doméstica nunca deben sentirse silenciados por la vergüenza o el miedo. Al abordar el peso del estigma —cultural, religioso o social— podemos crear un mundo en el que los sobrevivientes sean recibidos con compasión, comprensión y oportunidades para prosperar. Juntos, podemos romper el silencio y asegurarnos de que nadie se enfrente solo a este viaje.


English translation:

Domestic violence is a pervasive issue, but for many survivors, escaping the abuse is just the beginning of an even harder journey. In my memoir, Silent Strength: Shadows of Domestic Violence and Workplace Bias, I recount the pain of not only surviving abuse but also facing the cultural, religious, and societal stigma that followed. These stigmas can silence victims, isolate them, and hinder their healing. For survivors in Hispanic communities, the challenges are often compounded by deeply rooted cultural values and religious expectations.

The weight of stigma

When I escaped my abuser, I thought the hardest part was behind me. But I quickly learned that leaving was just the beginning. Questions like, “Why didn’t you leave sooner?” and comments suggesting I was somehow at fault for my situation were deeply hurtful. These attitudes not only invalidated my pain but also reflected a broader societal misunderstanding of domestic violence.

In writing my book, I wanted to shed light on these challenges and show the emotional toll of navigating a world where survivors are often blamed for their abuse. For many, this stigma is compounded by cultural expectations or fear of exposing ‘private matters’, making it even harder to seek help.

Cultural barriers in Hispanic communities

In Hispanic culture, family is often regarded as sacred, and the idea of preserving family unity can make survivors feel trapped. Common sayings like “la ropa sucia se lava en casa” (dirty laundry is washed at home) perpetuate the notion that abuse is a private matter that should not be discussed publicly. Survivors who break this unspoken rule often face shame and rejection, and are accused of dishonoring their family or community.

This pressure is especially intense for women, who are often expected to endure hardships for the sake of their children, or to maintain the image of a ‘perfect family’. When I decided to leave, I wrestled with the cultural expectation to stay and ‘make it work’, even when I knew that staying would harm me and my children.

Religious stigma

Religion, while a source of comfort for many, can also be a barrier for survivors when its teachings are misused. In some Hispanic communities, survivors are told to forgive their abuser or submit to them, often under the guise of preserving their marriage as a sacred union.

I remember being told by well-meaning individuals that enduring the abuse was my duty as a wife and mother. This distorted interpretation of my faith deepened my sense of isolation and guilt. However, over time, I found empowerment in reframing my faith to align with values of self-love and dignity.

Amplifying survivors’ voices

Writing Silent Strength was my way of breaking the silence — not just for myself, but for others who feel trapped by cultural, religious, or societal stigmas. I wanted to show that survivors are not to blame for their abuse, and that choosing safety over silence is an act of courage.

Breaking free from stigma

To dismantle these barriers, society must confront the stigmas surrounding domestic violence in all their forms. We must:

  1. Educate communities.Awareness campaigns tailored to Hispanic communities can help shift harmful cultural narratives. By engaging community leaders (including religious figures), we can challenge outdated beliefs and promote understanding.
  2. Promote empathy over judgment.Survivors need support, not criticism. Shifting conversations from “Why didn’t you leave?” to “How can I help?” creates a more compassionate environment.
  3. Engage families as allies.Family is central to Hispanic culture, and involving families in education and support initiatives can be a powerful way to break generational cycles of abuse.
  4. Create safe spaces.Survivors need environments where they can share their stories without fear of judgment. Whether through support groups, counseling, or public forums, safe spaces can help survivors reclaim their voices.

Reclaiming strength

When I decided to leave my abusive relationship, I chose more than just safety; I chose to give myself a chance to rebuild my life. The journey wasn’t easy, especially in the face of cultural and religious stigmas. But through resilience, support, and faith reframed as a source of empowerment, I’ve been able to heal and help others through advocacy.

Domestic violence survivors should never feel silenced by shame or fear. By addressing the weight of stigma — cultural, religious, and societal — we can create a world where survivors are met with compassion, understanding, and opportunities to thrive. Together, we can break the silence and ensure no one faces this journey alone.


Silent Strength: Shadows of Domestic Violence and Workplace Bias está disponible en Adventures Underground en Richland Washington, Amazon, Barnes & Noble, thriftbooks, y más.  

Silent Strength: Shadows of Domestic Violence and Workplace Bias is available at Adventures Underground in Richland Washington, Amazon, Barnes & Noble, thriftbooks, and more.